Jean Meyer
EL UNIVERSAL 13 de febrero de 2011
Un ejemplo espléndido de alianza para la destrucción, el Consejo Coordinador Empresarial del Caribe anunció el 27 de enero que formará un frente común con el empresariado nacional en los 17 estados turísticos del país, para echar abajo las modificaciones, hechas para bien, a la Norma Oficial Mexicana 059, que pretende aumentar la protección de manglares, al elevar los cuatro tipos de mangle a categoría de especies amenazadas. Amenazadas por los intereses de este CCE del Caribe, en contubernio con las autoridades estatales y municipales, frente a la impotencia del Estado federal. Desde antes, el tristemente famoso CCE del Caribe había promovido ante un juzgado el primer amparo contra la aprobación de dichas nuevas normas. ¿Su argumento? Que Semarnat no había convocado a los interesados para discutir las modificaciones, las cuales, desde luego, no aceptan.
La Norma Oficial Mexicana 059 entró en vigor el 31 de diciembre de 2010 y el organismo empresarial, ni tarde ni perezoso, se lanzó en un segundo recurso judicial para conseguir un amparo. Esta ofensiva empresarial contra los manglares no es para sorprender. Su destrucción en las costas de Estados Unidos contribuyó a la ruina de la Nueva Orleáns cuando el huracán Katrina. Hace cuatro años que luchan dichos empresarios, con sus aliados políticos y administrativos, para tumbar el artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe actividades que dañen los manglares. Ahora no pueden aceptar que la nueva NOM 059 salve los manglares de su “desarrollo cultural de ecoturismo”, bonitas palabras que disimulan la destrucción total de la naturaleza.
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